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¡Bienvenida/o!

 ¿Qué encontrarás en mi blog?


 Antes de contarte lo que puedes encontrar aquí, te hablaré de mi. Para que me conozcas y, si es posible, te reconozcas en estas líneas. Algo que, tengo la sensación, sucederá tarde o temprano. 

 Soy Lucila, graduada en Nutrición, con enfoque integral, y Terapeuta Gestalt, especialista en Oncología (Cáncer), Diplomada en Psicología y eterna estudiante y aprendiz: actualmente formándome en Nutrición Deportiva para deportes de Montaña y estudiando un Máster en Emprendimiento y Liderazgo; por lo tanto, encontrarás publicaciones con respecto a esto. 

 Soy de creer que la profesión de una persona no la define ni en una cuarta parte, aunque me reconozco bendecida cuando digo que tanto la Nutrición Integral como la Terapia Gestalt son dos profesiones que, afortunadamente, las descubro como mi vocación y parte de mi estilo de vida. Un estilo de vida integrativo y gestáltico. Ya hablaré más sobre cómo es este estilo de vida. 

 Es hasta aquí que me trajo la vida.

 Una vida que comenzó en Marzo de 1994 en Corrientes - Argentina, pasó unos meses en Ecuador (2014), otros en Estados Unidos(2015/16 - 2021/22) y algunos otros en Gales - Reino Unido (2016/17) para acabar decidiendo, durante mi estancia en Barcelona, que mi lugar sería, y de momento sigue siendo, Valencia - España. Un sitio donde me encontré conmigo, con las ganas de dedicarme a lo que me apasiona y con mis miedos, mis inseguridades y las dificultades que surgieron cuando me mudé de un continente a otro con 22 años, sin mi familia, mis amigos, mis costumbres y mis comodidades. Un sitio en el cual consigo aprender de esto último que menciono y que me brinda la capacidad de con-vivir con ello, sosteniendo mis decisiones; un sitio que me enseña, día a día, de qué manera perseguir mis sueños. Siendo consciente de que el sueño en sí no será lo que me haga feliz, sino el camino que escoja día a día para alcanzarlo, junto a personas que quiera encontrar y mantener a mi lado, con las decisiones que tome cuando se presenten nuevas oportunidades y, también, las decisiones que tome cuando no encuentre oportunidades, tanto profesional como personalmente.

 Aunque siempre menciono lo afortunada que soy de tener esta vida, donde puedo dedicarme a aquello que me apasiona, me gustaría mencionar que esta gratitud no nace desde un lugar de privilegio soberbio (aunque teniendo techo, comida y una cama, realmente me siento privilegiada). Porque también me tocó el dolor. 
Dolor cuando falleció mi papá, con la inconsciencia de una niña de 16 años; dolor cuando sentí el vacío o la discriminación por parte de amigo/as o compañeros de trabajo; dolor cuando viví el engaño y las discusiones hirientes con mis ex-parejas; dolor cuando con un diagnostico de depresión y ansiedad, acompañado de varias píldoras en mi mesita de noche, no comprendía ni por qué ni para qué estaba viviendo; dolor cuando no sirvieron mis horas dedicadas en algo que creía ciegamente y luego no funcionó; dolor cuando noté que yo también estaba cayendo en un TCA, y caí con todo el peso de la culpa cuando me repetía, en aquel entonces, "estudio Nutrición"; dolor cuando, a causa de mis propias de decisiones, necesité de mi familia, durante alguna que otra noche cuando la fiebre me hacía volar hasta Júpiter; dolor y tristeza, que yo la llamé erroneamente insomnio, por no tener a mi madre o mis hermanos para que simplemente me dejaran caer en uno de sus abrazos.

 Titular mi vida con los momentos difíciles sería negar todo lo que me brindaron mis amigas/os, desde su paciencia en mis momentos de desgana, sus palabras de aliento, su compañía, hasta el tiempo que me dedicaron y la confianza mutua para hablar de cosas íntimas; sería menospreciar el amor libre que me trasmitieron en mi hogar, ese amor que me permite vivir y experimentar en base a lo que quiero y necesito cada día, y esa libertad que me enseña a amar de la misma manera; sería olvidar lo que aprendí con mis ex parejas, quienes fueron compañeros excelentes para enseñarme lo que hoy quiero a mi lado y lo que no; y sería, también, negar que fui responsable y co-creadora de algunos momentos de dolor. Titular mi vida de esa manera, sería negar que hoy me siento en paz con esos momentos. 

 Las personas que me conocen me definen como una persona espontánea, empática, curiosa, impulsiva, simpática, exigente, con carácter, solitaria, de alma vieja y cabeza dura - caprichosa, que le encanta la comida (dulces principalmente) y hacer deporte por placer y gozo, que se enamora cada día  con un atardecer y que le encantan los niños (cuando no son propios de momento), que ama fusionarse en los abrazos, quedarse unos minutos en contacto con el otro, y que "dice lo que piensa, no lo que uno espera oír".

 Yo, además de estar de acuerdo con las descripciones anteriores, añadiría curiosa, por querer conocer y preguntar sobre los detalles más pequeños, libre y que pone consciencia en no enjuiciar; lo hago, reconociendo que es un juicio subjetivo, basado en una mera opinión personal. 
 Y como me gusta sentirme libre, permitirme la libertad, me gusta que quienes me rodean se sientan libres también. Libres de ser. Solo ser. Sin adjetivos.

Me repito a menudo una frase de F. Perls:

 "Yo soy yo y tú eres tú"
Para recordar que yo tengo mis cosas bonitas y mis aspectos no agradables; y el otro, con el mismo derecho que yo, también. 
"No estoy en este mundo para complacerte, ni tu en el mío para complacerme"
Para recordar que 
"Falto de amor a mi misma, cuando en el intento de complacerte me traiciono; y falto de amor a ti, cuando intento que seas como yo quiero"
Y para tener presente, sin el rencor que asecha las distancias, rupturas y separaciones, que 
"Si en algún momento nos encontramos, será maravilloso; sino, no puede remediarse".


Gracias por leerme. Con amor, 


Lucila.












 

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